sábado, febrero 19

ayer soñé con vos. estabas triste

Sube a un colectivo de la línea 12 en Anchorena y Santa Fé mientras hace malabares con su celular, su mp3 y la tarjeta del colectivo. Unos pocos segundos después logra llegar y acomodarse exitosamente en la parte del fondo. Parada pero cómoda. Trata de liberar sus manos así que guarda la tarjeta en el bolsillo trasero de su pantalón de jean, apaga su mp3, lo acomoda en el bolsillo delantero derecho y se saca los auriculares dispuesta a realizar una llamada con su celular que es el único objeto que quedó en sus manos.

Al finalizar la llamada y revisar los mensajes que le habían llegado mientras se estaba subiendo al colectivo guarda su celular en el bolsillo izquierdo de su pantalón y saca el mp3 del derecho con intención de seguir escuchando lo único que escuchó durante todo el día. Se pone los auriculares una vez más, retrocede los temas para empezar otra vez desde cero con el disco y vuelve a guardar el mp3. Ahora con las dos manos libres se acomoda mejor en el colectivo mientras éste dobla en la calle Riobamba. Mira hacia el cielo y llega a ver algo de celeste entre nubes color gris. Piensa que el pronóstico probablemente haya acertado esta vez y que es probable que salga el sol aunque esté anocheciendo.

Mientras el colectivo avanza por Combate de los Pozos logra sentarse junto a una ventanilla con la altura justa para que acomode su brazo en el marco. Una brisa intenta agitar su pelo que está contenido por un rodete y una vincha floreada. Con la mirada perdida en la calle transita algunas cuadras más hasta que su celular la saca de su estado latente. Tarda algunos segundos en lograr sacarlo de su bolsillo izquierdo pero finalmente lo logra y se pone a leer el mensaje que le llegó. Un poco confundida lo vuelve a leer y luego cierra el celular y lo guarda sin emitir respuesta.

El viaje sigue pero su mente quedó estancada en aquel mensaje que llegó minutos atrás. Una oración en particular captó su atención: "ayer soñé con vos. estabas triste". Se pregunta una y otra vez si eso era posible. ¿Estaba triste?. Creía que no, al menos hasta ese momento la idea de tristeza no se le había cruzado por la mente. La idea de cansancio sí estaba presente en ella, en su mente, en su cuerpo, en sus ojos, en sus gestos. Pero nunca se le había ocurrido la idea de que podía simplemente estar triste. El colectivo ya doblaba en Juan de Garay cuando ella analizaba la posibilidad de que en realidad lo que le pasaba no se relacionaba con el cansancio sino con la tristeza. La música de fondo no ayudaba en nada como para sumarle puntos a la teoría número 1 sino que las palabras, los tonos, los acordes golpeaban su cabeza y su corazón empujándola a la segunda teoría, que había pasado de inimaginable a casi certera tan sólo con 6 palabras: "ayer soñé con vos. estabas triste".

¿Podría ser tristeza? Meditó un segundo y se debatió entre bajarse en la parada correcta o hacer algunas cuadras más y luego caminar hasta su casa. Caminar siempre le ayuda a aclarar ideas. Cuando se dio cuenta ya estaba de pie y había apretado el timbre como para bajarse donde debía, así que simplemente se limitó a bajar del 12 y a caminar la media cuadra que la separa desde la parada hasta su casa. Mientras lo hacía, en su mente enumeraba razones para estar cansada. Se había formado una lista bastante importante y hasta había llegado a la conclusión de que lo mejor que podía hacer era tomar una siesta.

Cuando abrió la puerta del edificio su mente encontró 3 razones más para estar cansada. Pensó que 9 razones eran suficientes como para comprobar esa teoría así que se obligó a dejar de pensar en eso. Llegó a la puerta de su departamento, la abrió, entró y saludó a su hermano que (como de costumbre) estaba frente a la computadora mirando alguna película. Llamó a sus padres para saber algunas novedades de sus vacaciones, conversó un largo tiempo con su madre mientras planchaba las sábanas que había lavado el día anterior. Lavó las cosas que había en la pileta aunque todas no fueran suyas. Puso su uniforme en un balde con jabón y finalmente se dirigió a su habitación. Recordó que su celular tenía poca carga así que se acercó al enchufe para conectarlo. Y cuando sacó el celular de su bolsillo izquierdo recordó las palabras. Esas dos oraciones. Esas 6 palabras. Esas 27 letras. "Ayer soñé con vos. estabas triste". Y otra vez su mente la atacó de nuevo con las mismas preguntas de siempre.



1 comentario:

camareradice dijo...

Hola! me gusto la idea, pero me habría encantado ver otro final, no tan repetitivo con el tema del mensaje algo donde me enganchara como al principio.Por cierto buen título. Muy bueno.
Me gusto la descripción meticulosa sobre el día de esa chica. Y el final habría sido buenísimo con algún remate abierto. Una idea se me viene : "Recordó que su celular tenía poca carga así que se acercó al enchufe para conectarlo. Y cuando sacó el celular de su bolsillo izquierdo le había llegado otro mensaje, de aquel mismo numero. Lo abrió con las manos congeladas y con los ojos dudosos.El mensaje decía... Ayer soñé con vos. Estabas triste y mis abrazos te cuidaban."

Un saludo, un gusto ! nos leemos (:

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