sábado, febrero 6

Reflexiones

Ella se sube al colectivo. Las gotas caen sobre su espalda justo cuando el colectivo arranca y ella queda medio colgada entre el afuera y el adentro. Siempre en el medio de algo, piensa mientras las gotas le dan en el brazo derecho y le ponen la piel de gallina.
Ya sentada mira por la ventana y contempla la mañana gris que recién empieza. Como siempre (para poder ver por la ventana) ella con el dedo índice desempaña la ventanilla. Sólo un pequeño rectángulo a la altura de los ojos. El resto lo deja empañado. Es un hábito que adquirió hace algunos años y que le gusta mantener. Afuera la gente corre, los autos marchan lento, las bocinas suenan, la vida sigue su curso.
Y ella otra vez con esa sensación que creía pasada. Ese malestar inexplicable que la atormenta. ¿Por qué volvió? Si ya hay varias cosas en su vida que cambiaron. Y de repente suena de fondo una pregunta que alguien le hizo hace no mucho tiempo: ¿Y no te sentís sola?
Sí y el día de lluvia lo hace todo peor, se autocontesta. Y las cosas que hago ahora no me llenan. Una vez que empezó a preguntarse no puede parar. ¿Y por qué te sentís así? ¿Y qué vas a hacer al respecto? ¿Y cómo llegaste hasta este punto?
Ella sacude la cabeza tratando de que esas preguntas se mareen entre ellas y se pierdan en su embrollo mental. Se sacude y vuelve a concentrarse en el rectángulo que ella misma desempañó para poder mirar al mundo que sigue en su vida mientras ella sigue autopreguntándose sin parar. Típico de ella. Miles de preguntas, cero respuestas y cero soluciones a la vista. Sabía que esto le iba a volver a pasar.
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1 comentario:

los perdidos dijo...

aún en el más elevado amor, siempre estamos solos.

el pasado

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i'm a real nowhere woman, sitting in my nowhere land, making all my nowhere plans for nobody.. am i not a bit like you?