Se va. Con todo lo que vino con él. Se va y se lleva todo lo malo con él. O eso intenta. Porque mi cabeza siempre da pelea y no quiere dejar ciertas cosas atrás. ¿Y todo para qué? Para que la testaruda siga analizando lo ya analizado una y mil veces.
Pero él se va. Y a pesar de que me deje en el medio de un túnel ya hay una luz bien bien al final. Algo es algo. Por lo menos tengo otra cosa en qué pensar y puedo mirar para adelante. Aunque mi mente mire para atrás de vez en cuando y me haga re-pensar las cosas y las desiciones que tomé.
Pero las cosas ya están dichas y hechas, las cartas están echadas y los dados ya los tiré hace rato. Ahora queda esperar y dejar de pensar tanto. Sí, dejar de pensar tanto. Quizás lo convierta en mi deber para el año que viene: darle más espacio a la espontaneidad y obligar a mi cabeza a que se calle un poco.
La cosa es que el año se va y viene otro, esperemos que mejor que el que pasó. Por lo menos que no me haga sentir tan quieta, inmóvil como este que pasó. El tiempo dirá. Quizás vuelva a leer esto en unos meses y me ría de mi inocencia. O quizás no. Veremos veremos (después lo sabremos).
El punto es que estoy en el túmel pero hay luz al final. Y que tengo que dejar de pensar tanto.
(claramente esto es una conversación con mi cabeza, así que no es una buena manera de empezar. pero ya está)
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Pero él se va. Y a pesar de que me deje en el medio de un túnel ya hay una luz bien bien al final. Algo es algo. Por lo menos tengo otra cosa en qué pensar y puedo mirar para adelante. Aunque mi mente mire para atrás de vez en cuando y me haga re-pensar las cosas y las desiciones que tomé.
Pero las cosas ya están dichas y hechas, las cartas están echadas y los dados ya los tiré hace rato. Ahora queda esperar y dejar de pensar tanto. Sí, dejar de pensar tanto. Quizás lo convierta en mi deber para el año que viene: darle más espacio a la espontaneidad y obligar a mi cabeza a que se calle un poco.
La cosa es que el año se va y viene otro, esperemos que mejor que el que pasó. Por lo menos que no me haga sentir tan quieta, inmóvil como este que pasó. El tiempo dirá. Quizás vuelva a leer esto en unos meses y me ría de mi inocencia. O quizás no. Veremos veremos (después lo sabremos).
El punto es que estoy en el túmel pero hay luz al final. Y que tengo que dejar de pensar tanto.
(claramente esto es una conversación con mi cabeza, así que no es una buena manera de empezar. pero ya está)
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