lunes, octubre 12

La infancia de Florencia Conde fue tranquila y bastante normal. Idealizaba (aún lo hace) a su hermano mayor. Él siempre jugaba con ella o pasaban tiempo juntos mirando TV. Obviamente por ser el hermano y encima mayor, él siempre decidía qué series se miraban. Florencia no se hacía mucho drama porque le gustaban las mismas cosas. Todas salvo una: "Chiquititas". De lunes a viernes a las 6 de la tarde su hermano se levantaba del suelo o del banquito y le dejaba el control remoto a ella, para que mirara tranquila su programa.
Cuando jugaba sola, Florencia prefería jugar con su yo-yo rojo de magic o con su "tiqui-taca". A veces sacaba de lo alto de su placard (escalera o banquito de por medio) su caja con playmobils o los ladrillitos que habían pertenecido a su hermano. Sino se sentaba en su cama y leía, o dibujaba (aunque nunca tuvo mucho talento para el dibujo). También pintaba los dibujos de esos libros que su mamá le compraba. Intentaba pintar como su papá le había enseñado: en círculos parejitos, sin pasarse de la línea y al final pasarle un pedazo de algodón para que no se vean las líneas del lápiz. A veces le salía, pero a veces se cansaba y terminaba pintando como le salía.
Florencia Conde hacía su tarea, como cualquier otro chico. En su habitación tenía (aún tiene) un escritorio de madera. Ahí se sentaba y hacía los deberes con la radio encendida (desde chica estudiaba con música de fondo). EL escritorio tenía un vidrio y, entre el vidrio y la madera, había un cartel grande con su sobrenombre de ese entonces "Floppy". No sabe por qué pero era con doble "p". Florencia recuerda que ese cartel fue una de las primeras cosas que fueron hechas con su primera computadora.
Los fines de semana su papá y su hermano se iban a jugar al paddle. Florencia los acompañaba a veces e intentaba jugar. Pero la raqueta era grande y muy pesada para ella. Entonces se convertía en la chica alcanza-pelotas. Si el paddle no era lo suyo había 4 cosas que sí lo eran: el elástico, la soga, jugar a la bolita y el metegol. Pero había algo que Florencia no hacía. Ni hace. Nunca aprendió, por falta de paciencia de su padre. Algo de lo más normal en un chico. Algo que ahora quiere enmendar. Florencia Conde no sabe andar en bicicleta.
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1 comentario:

Sovay dijo...

hace poco me compré una bicicleta, pero no cualquiera! tiene un estilo vintage con su canastita. la felicidad que me provocó montar bici después de 10 o más años fue indescriptible.
todos los fines de semana salgo a pasear en bici, a perderme por las calles mientras escucho música.

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i'm a real nowhere woman, sitting in my nowhere land, making all my nowhere plans for nobody.. am i not a bit like you?