Un sonido. Se escucha desde el otro lado de la ventana. El pulmón del edificio le sirve de amplificador. Trató de identificar qué es. Luego de unos segundos lo descubro: un silbido.
Tiene un ritmo, bien musical. Me suena, mucho. Pero no es algo que escucho usualmente, así que tengo que recurrir a mi enciclopedia mental de temas que ya no escucho. Mientras mi mente va registrando la enciclopedia me doy cuenta de que es bastante afinado.
Pasan unos segundos y llego al nombre del tema: es de Luis Miguel (el de no culpes a la noche.. a la playa... a la lluvia). Lo canto un poco para seguir al que silba de forma tan correcta y recuerdo el pasito que acompañaba al estribillo entre risas.
Y de repente: silencio. El silbador se quedó sin aire en los pulmones. Lo aplaudo mentalmente y me dedico a otra cosa. Mis pensamientos, que ya descubrí que carecen de imaginación porque siempre rodean los mismos temas, vuelven a mi. Y yo vuelvo a ellos, a pensarlos, dejando atrás al vecino que me distrajo por unos minutos.
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Tiene un ritmo, bien musical. Me suena, mucho. Pero no es algo que escucho usualmente, así que tengo que recurrir a mi enciclopedia mental de temas que ya no escucho. Mientras mi mente va registrando la enciclopedia me doy cuenta de que es bastante afinado.
Pasan unos segundos y llego al nombre del tema: es de Luis Miguel (el de no culpes a la noche.. a la playa... a la lluvia). Lo canto un poco para seguir al que silba de forma tan correcta y recuerdo el pasito que acompañaba al estribillo entre risas.
Y de repente: silencio. El silbador se quedó sin aire en los pulmones. Lo aplaudo mentalmente y me dedico a otra cosa. Mis pensamientos, que ya descubrí que carecen de imaginación porque siempre rodean los mismos temas, vuelven a mi. Y yo vuelvo a ellos, a pensarlos, dejando atrás al vecino que me distrajo por unos minutos.
4 comentarios:
Vos si que estas al pedo, jajaja.-
Pensar mucho no es nada bueno. Repasar lo que ya has pensado muchas veces tampoco. Te lo dice alguien que lo hace y no se ha curado.
No lo pienses tanto.
Un abrazo.
José Roberto Coppola
yo, que nunca supe silbar, admiré siempre a los silbadores... que tienen una humilde virtud capaz de hacernos sonreir.
lindas tus cotidianeidades como siempre, dear floretta.
¡Hola Floretta!, te ganaste algo... =) -> http://caffeamor.blogspot.com/2009/03/de-una-mariposa.html
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