la rabia

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Me digo que no, que esta vez no me va a molestar. Me digo que es siempre lo mismo, que no va a cambiar, que va a decir siempre las mismas cosas hirientes, que no tengo que escucharLA. Pero autoconvencerme no es tan fácil, hacer oídos sordos es imposible, confrontarLA es inevitable y hacerLA entender es improbable.
Así que me enfrento con la realidad, con su voz que larga palabras que sabe que me hieren, con sus teorías que no pueden estar más alejadas de mi verdad, con sus ojos que me miran sin mirarME, con sus análisis y comparaciones fuera de lugar, con esa hija que se creó en su imaginario y que no es lo que soy yo.
Y la rabia se instala en mi y me acompaña mientras escribo, mientras leo, mientras hago nada, mientras tomo mate, mientras meriendo, mientras discuto con ella, mientras me siento a mirar la nada, mientras mi mente se enrolla y yo para no abandonarla me enrollo con ella.
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