Me subo al asensor. Mañana normal de un lunes como cualquier otro. Tengo la suerte de que no hay nadie dentro, así evito esas conversaciones sin sentido e incómodas sobre el clima y la información que nos brindó TN esta mañana mierntras desayunábamos (cada uno en su respectivo departamento).
Me subo y se me ocurre mirar las paredes del asensor mientras bajo los tres pisos hasta llegar a la planta baja. ¿Por qué mirar paredes y no el espejo? no sé, el instinto quizás. Miro las paredes y ahí lo veo. Al agujerito. Ahí está, esperando ser visto por algún vecino no tan dormido ni tan ensimismado. Ahí está, dejándonos ver parte del hueco del asensor y esa pared que claramente necesita limpieza (y una mano de pintura). Ahí está, para recordarnos que siempre estamos en movimiento.
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Me subo y se me ocurre mirar las paredes del asensor mientras bajo los tres pisos hasta llegar a la planta baja. ¿Por qué mirar paredes y no el espejo? no sé, el instinto quizás. Miro las paredes y ahí lo veo. Al agujerito. Ahí está, esperando ser visto por algún vecino no tan dormido ni tan ensimismado. Ahí está, dejándonos ver parte del hueco del asensor y esa pared que claramente necesita limpieza (y una mano de pintura). Ahí está, para recordarnos que siempre estamos en movimiento.
3 comentarios:
pero qué liiiiindooo
ver los detalecitos que denotan cosas más grandes (o iguald e pequeñas) de la vida.
besotes!!
Allí está. Sólo hay que detenerse a observar con más cuidado. Eso que poco hacemos. Muy poco.
José Roberto Coppola
Yo creo que en verdad lo que ese agujerito quizo decir es que VOS vas a tu propio ritmo, que tu movimiento es único, que ahí donde otros no se detienen, vos estás mirando.
Y tu mirada es tan especial, que hace magia de los pequeños detalles.
Un abrazo!!!!
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