La

La paz de una tarde en una terraza. La risa que provoca un chiste muy malo. La comodidad de estar con la gente que más me conoce. La calma mientras la brisa me sopla la cara. La felicidad en lo más simple. La complicidad en lo cotidiano. La soledad que quedó en mi casa y me dejó la tarde libre. La sencillez de un mate amargo y un poco lavado. La rutina de domingo que de repente se convirtió en mi día favorito de la semana. La liviandad que se siente al no pretender nada más de lo que ya tengo. La fluidez del tiempo, del espacio, de las horas que comparto con ellas. La exaltación ante lo nuevo. La ternura ante esas actitudes que no me pueden provocar nada más que dar un abrazo gigante.
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