la vuelta

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Voces que se escuchan apenas salgo del ascensor. Hablan rápido y agudo. No logro entender nada de lo que dicen pero reconozco perfectamente a las dueñas. Empiezo a trotar por el pasillo hasta llegar a la entrada del edificio y comprobar que había acertado en mi juego privado.
Las veo a las dos del otro lado del vidrio y no puedo evitar dejar ver mi mejor sonrisa. Un mes había pasado sin ver a una. Un mes había pasado viendo a la otra todo el tiempo. Y ahí estaban, del otro lado del vidrio, quejándose del calor y devolviéndome la sonrisa.
Abro la puerta y las abrazo, primero a una y después a la otra. Y finalmente nos unimos las tres en un abrazo que duró más en mi cabeza que en tiempo real. Hablando agudo, ahora las tres, y expresando lo que extrañamos a la que se fue por el mundo durante un mes.
Sigo con la sonrisa en la cara, las miro y ellas están igual. Disfrutando de ese momento, disfrutando de esa felicidad, disfrutando de estar juntas de vuelta. Imaginando la pizza que llegó después, las cervezas con papas fritas en San Telmo, las historias de ambas partes (la que se fue y las que nos quedamos), los análisis, los chistes, las actualizaciones, la entrega de regalos, el retorno a las costumbres más lindas que tenemos.
Ahí estábamos, hablando agudo, descubriendo nuevos detalles en la que volvió y ella descubriendo cosas nuevas en nosotras. Ahí estábamos, abrazadas, en un abrazo que duró más en mi mente que en el tiempo real.

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