miércoles, agosto 20

recuerdos primarios


Una lista llena de nombres en orden alfabético. Primero los varones, después las mujeres. Las mujeres éramos sólo 10, eso lo puedo recordar. Yo era la tercera. Yo era del “A”. No me juntaba mucho con las chicas, me llevaba mejor con los varones, siempre jugaba con ellos. Las chicas me parecían aburridas, con sus muñecas, con sus cepillitos peinándose entre ellas. En los recreos no hacían nada divertido. No jugaban a la mancha, los nenes sí, entonces yo me les unía. Después con el tiempo me fui uniendo al círculo femenino, ellas cuando crecieron empezaron a hacer cosas divertidas. Pero aún hoy hay cosas de las mujeres que no logro entender.
Un aula llena de gente. Hago un listado mental de todos los que se sentaron conmigo. De los que se sentaron atrás y adelante. Recuerdo cómo los varones más nerds acomodaban los útiles, siempre limpios, los lápices siempre con la punta bien perfecta, la lapicera de pluma en excelente estado, la regla sin ninguna mancha, la goma y el borratintas completamente blancos (como si nunca jamás hayan sido usados), todo en alguna cartuchera o de lata o de dos pisos de algún cuadro de fútbol o de la fórmula 1. Las mujeres tenían lapiceras rosas y esas cosas bien de nena: cartucheras de barbie y cosas que no se me ocurren porque jamás hubiera elegido algo así. Los cuadernos, recuerdo los cuadernos: verde para la mañana, azul para tareas, amarillo para música, marrón para inglés, todos forrados con papel araña en mi caso (había gente que los forraba a lunares).
El uniforme, la manera de usarlo en realidad, revelaba tanto y hacía tanta diferencia en ese entonces. La remera afuera de la pollera o del pantalón te hacía más canchero. Determinados zapatos o zapatillas te hacían más o menos genial (yo con mis padres obsesionados con los zapatos que te ayuden con la postura siempre terminaba con cosas feas en los pies).
La mochila también era importante. Mi escuela tenía mochila propia así que los que usábamos portafolios (porque teníamos padres seriamente preocupados por nuestra postura y por problemas de espalda que tengo a pesar de no usar mochila), sobre todo si éramos mujeres, bajábamos un escalón en el nivel social.
Igual a mí nunca me importó eso, tuve la suerte de que me importaran otras cosas y de tener amistades que se fijaban en otras cosas. Tampoco fui sometida a burlas, tenía mucho carácter y sabía usarlo. Era buena (aún lo soy) pero si me enojaba podía pudrirse todo. Con los años me amansé, ya no puedo agarrarme a piñas con nadie, mi conciencia me detiene (y el hecho de que ya no le doy miedo a nadie).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

no se por qué, siempre me parecia que los varones se divertian mas que las mujeres, y yo odiaba las muñecas barbies..no sé, debe ser por cómo son, asi tan perfectitas ...aggghh las odio! y toda mi vida tambien odi e el guardapolvo (si, en mi escuela se usaba guardapolvo)...pero a pesar de eso extraño la vida escolar, es que todo me resultaba facil y fui 15 años a la misma escuela.. en fin, me trajiste muuuchos recuerdos lindos de mi infancia...
mucho gusto:)

Le Petit Prince dijo...

Justo lo que hablamos ayer (:

...
Pendino
Perez
Pujals
Quintana
Ramirez
Stramandinoli
Tripiana
...

Agh, 22 años, que viejo ):


Igual, si, las cosas mas lindas que recuerdo, son mas o menos de esa epoca.

Diego López dijo...

yo me acuerdo, que nosotros tampoco nos hablábamos con el otro grado (éramos el B). y había una chica, a la que siempre le daba de mi merienda, porque la quería y mi mamá decía que tenía que ser bueno.

ah, fuiste el primer lugar al volver.
no sé, sos como esa amiga a la que hay que visitar religiosamente

Le Petit Prince dijo...

Escuchala, por favor, como regalo de cumpleaños al menos.
Es una cancion preciosa.

A mi la maldicion de Arnet me esta atacando hoy por la mañana..

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