Siempre fue una relación rara. Nunca fueron como los otros hermanos. De chiquitos se peleaban todo el tiempo y ella siempre terminaba llorando porque él nunca medía su fuerza. Pero a veces no peleaban, a veces jugaban juntos y se reían mucho. A veces molestaban a sus papás y hacían chistes que la gente grande no entendía.
La relación nunca fue normal. Ella siempre pensó eso, pero nunca lo consultó con él. Le daba verguenza, pensaba que se iba a burlar. O que no la iba a tomar en serio, como es 6 años menor que él...
Ella, un poco preocupada o sólo intrigada, consultaba con amigas que tenían hermanos más grandes y los resultados de las consultas la dejaban más confundida.
El tiempo pasó, los dos crecieron. Y ahora, sigue siendo rara esa hermandad. No hablan mucho, es una relación sin palabras casi. Cada uno saca las conclusiones del otro de acuerdo a sus actos y a los dichos que se pueden sonsacar. Ella siempre le prepara un nesquick cuando él llega de trabajar, cuando están en casa solos ella es la que cocina y lava (y no le molesta). Cuando terminan de cenar ella se levanta y se va hasta la silla de su hermano y se pone a jugar con su pelo de cepillo mientras él apoya su cabeza en la panza de su hermana. A veces ella está mirando tv y él aparece, se acuesta en el sillón usándola a ella de respaldo, miran juntos y se ríen de lo mismo. Y otras veces mientras ella está compenetrada en la computadora de su habitación, él llega y se acuesta en su cama y ahí se queda dormido.
Es una relación rara. Ambos saben que se quieren y lo demuestran como pueden. Para ella su hermano es la persona a la que nunca jamás le pudo decir que no, es su debilidad. Pero las palabras no salen, nunca salieron. Quizás cuando pasen más años empiecen a salir. Ella espera que eso ocurra. Siempre hay cosas que quiso preguntarle.
Pero le gusta cómo se llevan, y hoy fue un claro ejemplo. Ella había dejado la llave puesta en la puerta y su hermano llegó intentando abrir una puerta que obviamente no se iba a abrir. Entonces, como siempre que ocurre, él empezó a tocar el timbre de la casa sin despegar el dedo mientras ella llegaba a la puerta al grito de “ahí va!”. Finalmente logra llegar a la puerta, la abre y él la mira, le sonríe (esa sonrisa que significa que algo está tramando) y sin decir palabra tira todo su peso sobre ella para que lo aguante porque está cansado. Ella maniobra, lo intenta, y como no lo logra y antes de que ambos caigan al suelo él se levanta, le sonríe una vez más y entra mientras pide su taza de nesquick y le hace prometer que le va a hacer brownies.
Pero sigue siendo una relación rara, pero linda. Ella está conforme y cree que él también. Igual a veces le gustaría que fuera más normal y que hablaran. Hay cosas que ella quiere saber.
3 comentarios:
Con mi hermana, como sabés, no charlamos mas que un hola y chau.
Gonzalo tambien quiere saber mas de ella =(
la relación con los hermanos, que cosa loca. Yo tengo uno, más chico, siempre nos llevamos bien, quizás un poco mejor antes que ahora que esta de novio, en plena edad del pavo y malhumorado más horas de las que tiene el día, pero... es mi hermano (por más que pase más tiempo queriendo matarlo, como buena hermana que soy). Lo más hermoso de todo? es que si el mundo se cae, yo sé que el va a estar ahí para sostenerlo, mi pequeño hermanito.
Adios adios :)
yo solo quería pasar a darte un beso, Flor C:
que tengas un gran domingo, nos vemos !!
Die :)
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