Un micro. Por primera vez viajaba sola. Se sube, el chofer le corta el pasaje y le da una caja con dos alfajores mientras le dice el número de asiento: el 8. Desde la ventana puede ver a sus padres y a sus 4 primas que la saludan desde abajo.
Adentro el micro está bastante vacío. El asiento que sus padres eligieron es uno individual. Acomoda su mochila arriba, se sienta, tira el asiento para atrás y se tapa con la colcha de polar que estaba esperándola.
Se asoma para seguir saludando y las lágrimas se le asoman apenas lee los labios de sus primas que le dedican la última mirada hasta el año siguiente. Unas vacaciones más se le fueron volando y ahora se embarca en una nueva aventura: vivir sola en su casa por una semana entera.
El micro sale y ella se acomoda en el asiento. La película que empezaron a proyectar tiene pinta de desastrosa así que busca su mp4 y se saca las ganas de esuchar Massive Attack en la ruta de noche. Como lo supuso queda perfecto. Mira por la ventana mientras recopila los recuerdos de estos 10 días de vacaciones y los guarda con el resto de sus recuerdos vacacionales. Todos tienen siempre a los mismos protagonistas y todos los recuerdos están llenos de felicidad.
Termina de escuchar el disco, mira el reloj del micro que atrasa 10 min (cosa que se entera al despertarse algunas horas después y mirar la hora de su celular) y decide que es tiempo de dormir. El resto de los pasajeros ya lo hacen. Se acomoda y se queda dormida.
Hasta su llegada a Bs As se despierta en 4 ocasiones: las 3 primeras porque las gotas de la lluvia pegando contra el parabrisas y contra el techo la sacan de su sueño liviano. La última y definitiva se la atribuye a la sensación de que ya estaba cerca de Retiro.
Ya despierta admira la ciudad que con tan pocos días afuera no llegó a extrañar del todo. Se acomoda otra vez, busca el mp4 y esta vez elige a Pablo Dacal para acompañarla en lo que queda del viaje.
Mira la hora y sabe que va a llegar temprano y que no va a haber nadie esperándola. Pero no le importa. Está en casa otra vez. Ahora es el turno de empezar a extrañar a los que quedaron en Córdoba y es el turno de empezar a esperar sus próximas vacaciones.
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Adentro el micro está bastante vacío. El asiento que sus padres eligieron es uno individual. Acomoda su mochila arriba, se sienta, tira el asiento para atrás y se tapa con la colcha de polar que estaba esperándola.
Se asoma para seguir saludando y las lágrimas se le asoman apenas lee los labios de sus primas que le dedican la última mirada hasta el año siguiente. Unas vacaciones más se le fueron volando y ahora se embarca en una nueva aventura: vivir sola en su casa por una semana entera.
El micro sale y ella se acomoda en el asiento. La película que empezaron a proyectar tiene pinta de desastrosa así que busca su mp4 y se saca las ganas de esuchar Massive Attack en la ruta de noche. Como lo supuso queda perfecto. Mira por la ventana mientras recopila los recuerdos de estos 10 días de vacaciones y los guarda con el resto de sus recuerdos vacacionales. Todos tienen siempre a los mismos protagonistas y todos los recuerdos están llenos de felicidad.
Termina de escuchar el disco, mira el reloj del micro que atrasa 10 min (cosa que se entera al despertarse algunas horas después y mirar la hora de su celular) y decide que es tiempo de dormir. El resto de los pasajeros ya lo hacen. Se acomoda y se queda dormida.
Hasta su llegada a Bs As se despierta en 4 ocasiones: las 3 primeras porque las gotas de la lluvia pegando contra el parabrisas y contra el techo la sacan de su sueño liviano. La última y definitiva se la atribuye a la sensación de que ya estaba cerca de Retiro.
Ya despierta admira la ciudad que con tan pocos días afuera no llegó a extrañar del todo. Se acomoda otra vez, busca el mp4 y esta vez elige a Pablo Dacal para acompañarla en lo que queda del viaje.
Mira la hora y sabe que va a llegar temprano y que no va a haber nadie esperándola. Pero no le importa. Está en casa otra vez. Ahora es el turno de empezar a extrañar a los que quedaron en Córdoba y es el turno de empezar a esperar sus próximas vacaciones.
1 comentario:
Esos viajes que son una travesía de pensamientos. En el que nos damos, como en una proyección cinematográfica de nuestras vidas, que pensamos demasiado.
José Roberto Coppola
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