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Se despierta, tiene tiempo así que se despereza tranquila y hace un poco de fiaca. Sabe que esta semana es particular, que va a estar a las apuradas. Pero no le importa mucho. Está en un estado en el que nada la mueve. Se siente estancada, como si usara zapatos de cemento. Pero no le importa, por lo menos no mientras se estira tocando la pared en la que pega la cabecera de la cama (más específicamente el sector donde está escrito con lápiz "i'm only sleeping").
Se termina de desperezar y decide que es un buen momento para levantarse y empezar a cumplir con las tareas del día. Dos hechos marcan su lunes: el primero, ir al banco en búsqueda de grandes cantidades de monedas. No le gustan los bancos, las eternas filas la aburren, el paisaje es deprimente, los cajeros son poco felices y nada amables, las monedas son escasas. El segundo, ir a una entrevista de trabajo. Otra cosa que no le gusta, esos nervios que no se van, eso de tener que vestirse formal para aparentar algo que ella no es por unos 40 min o más, eso de sentirse un objeto de estudio (como si la pusieran bajo la lupa para estudiarla mejor), eso de medir cada respuesta (no vacilar, no tartamudear, no dudar, tener seguridad aunque a veces sea ficticia).
Pero no le importa, hoy nada le importa. Está atascada. Tiene zapatos de cemento. Y aunque su día esté lleno de cosas que no quiere hacer (pero debe) ella se levanta, se baña, se peina, se maquilla, se disfraza de persona formal y sale a la calle. Está fresco, eso es algo bueno. Al menos es algo.
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Se despierta, tiene tiempo así que se despereza tranquila y hace un poco de fiaca. Sabe que esta semana es particular, que va a estar a las apuradas. Pero no le importa mucho. Está en un estado en el que nada la mueve. Se siente estancada, como si usara zapatos de cemento. Pero no le importa, por lo menos no mientras se estira tocando la pared en la que pega la cabecera de la cama (más específicamente el sector donde está escrito con lápiz "i'm only sleeping").
Se termina de desperezar y decide que es un buen momento para levantarse y empezar a cumplir con las tareas del día. Dos hechos marcan su lunes: el primero, ir al banco en búsqueda de grandes cantidades de monedas. No le gustan los bancos, las eternas filas la aburren, el paisaje es deprimente, los cajeros son poco felices y nada amables, las monedas son escasas. El segundo, ir a una entrevista de trabajo. Otra cosa que no le gusta, esos nervios que no se van, eso de tener que vestirse formal para aparentar algo que ella no es por unos 40 min o más, eso de sentirse un objeto de estudio (como si la pusieran bajo la lupa para estudiarla mejor), eso de medir cada respuesta (no vacilar, no tartamudear, no dudar, tener seguridad aunque a veces sea ficticia).
Pero no le importa, hoy nada le importa. Está atascada. Tiene zapatos de cemento. Y aunque su día esté lleno de cosas que no quiere hacer (pero debe) ella se levanta, se baña, se peina, se maquilla, se disfraza de persona formal y sale a la calle. Está fresco, eso es algo bueno. Al menos es algo.
2 comentarios:
Me gusta ese al menos es algo.
Un abrazote.
José Roberto Coppola
ups... le erré feo al comentario anterior... quise decir:
a veces hay que disfrazarse de gente, nomás, para salir a la calle.
no es triste?
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