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Sentada en una silla con rueditas. Hablando con esa persona a la que no veía hace mucho. Tocan la puerta y entra su prima, de 10 años, y se sienta con nosotras. Sus ojos verdes recorren la habitación y se detienen en una caja plateada de maquillajes. Y ahí llega la obvia pregunta: ¿te puedo maquillar?.
La nena tuvo suerte: la persona estaba con la guardia baja así que accedió. Y en ese momento se me vino una imagen del pasado, de 10 años en el pasado. Yo, en la casa de mi prima, en su cuarto, mirando su caja de maquillajes. Pero en ese caso la situación fue al revés: yo fui la maquillada.
La nena saca las sombras y con un pincel para colores claros empieza a pintarle el ojo derecho. Lo hace al revés de como tendría que ser, pero ella no lo sabe y yo no se lo digo. No tiene sentido. Pasa al ojo izquierdo pero para eso tiene que rodear la cama, para llegar mejor al ojo y que no quede desprolijo.
Yo observo. Observo y le doy conversación a mi amiga que está acostada en su cama, tapada con una sábana, con los ojos cerrados, la sombra puesta en el orden inverso. Y hablamos de cualquier tema, de lo que sea. Ella habla más que yo, siempre tiene más novedades. Yo me limito a escuchar, reirme, aconsejarla. Y cuento algo de mi. Muchas novedades no tengo pero alguna que otra puedo contar.
Y la nena sigue maquillando: ya pasó al rubor. Y aunque mi amiga le explica cómo tiene que ponerlo la cosa no sale bien. A mi tampoco me sale eso de ponerse rubor, por eso lo evito.
Y me pierdo otra vez en el pasado, cuando yo era el objeto a maquillar y miraba cómo mi prima le daba color a mi cara. Las sombras, el rubor, el delineador, el rimel, el labial. Y después me prestaba ropa de ella. Y yo me vestía y me sentía más grande.
Ahora quiero ser más chica. O no, sólo no quiero que el tiempo pase. O por lo menos no perder esa curiosidad infantil. Esos ojos que se abren bien grandes para contemplar las cosas que los rodean.
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Sentada en una silla con rueditas. Hablando con esa persona a la que no veía hace mucho. Tocan la puerta y entra su prima, de 10 años, y se sienta con nosotras. Sus ojos verdes recorren la habitación y se detienen en una caja plateada de maquillajes. Y ahí llega la obvia pregunta: ¿te puedo maquillar?.
La nena tuvo suerte: la persona estaba con la guardia baja así que accedió. Y en ese momento se me vino una imagen del pasado, de 10 años en el pasado. Yo, en la casa de mi prima, en su cuarto, mirando su caja de maquillajes. Pero en ese caso la situación fue al revés: yo fui la maquillada.
La nena saca las sombras y con un pincel para colores claros empieza a pintarle el ojo derecho. Lo hace al revés de como tendría que ser, pero ella no lo sabe y yo no se lo digo. No tiene sentido. Pasa al ojo izquierdo pero para eso tiene que rodear la cama, para llegar mejor al ojo y que no quede desprolijo.
Yo observo. Observo y le doy conversación a mi amiga que está acostada en su cama, tapada con una sábana, con los ojos cerrados, la sombra puesta en el orden inverso. Y hablamos de cualquier tema, de lo que sea. Ella habla más que yo, siempre tiene más novedades. Yo me limito a escuchar, reirme, aconsejarla. Y cuento algo de mi. Muchas novedades no tengo pero alguna que otra puedo contar.
Y la nena sigue maquillando: ya pasó al rubor. Y aunque mi amiga le explica cómo tiene que ponerlo la cosa no sale bien. A mi tampoco me sale eso de ponerse rubor, por eso lo evito.
Y me pierdo otra vez en el pasado, cuando yo era el objeto a maquillar y miraba cómo mi prima le daba color a mi cara. Las sombras, el rubor, el delineador, el rimel, el labial. Y después me prestaba ropa de ella. Y yo me vestía y me sentía más grande.
Ahora quiero ser más chica. O no, sólo no quiero que el tiempo pase. O por lo menos no perder esa curiosidad infantil. Esos ojos que se abren bien grandes para contemplar las cosas que los rodean.
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5 comentarios:
¿El ojo se pinta en un sentido y se puede hacer al revés? Miércoles, hoy he aprendido algo.
Realmente me pareció muy tierno el texto.
Te dejo saludos.
jajaja, me re gustó este blog y esa forma sencilla y adorable de contar las cosas, que realmente las destacan y dejan de ser un mero hecho anecdótico para convertirse en algo disfrutable, incluso para quien no ha vivido el momento.
saludos!
Què difìcil es ver el paso del tiempo. Cuesta entenderlo y mucho màs aceptarlo. Nos negamos muchas veces a asumirlo.
JUosè Roberto Coppola
Cuando era chiquito mi hermana jugaba conmigo pintandome como nena :(
hoy fui a lo de mi sobrina, tiene siete añitos, abrio la cartera de mi hermana, encontro las pinturas y me dice: me pintas?
jajaja
es re divertido ser chiquito y jugar y jugar y jugar.
pero sabes que?
el tiempo tambien es un juego.
juguemos a que pasa lento, rapido, lento otra vez, una hora dura lo que vos y yo queremos, y los minutos pasan rapido cuando esperamos algo.
dale? juga.
si queres no cuentes los segundos, no mires el reloj, vas a ver que tambien se puede olvidar el tiempo y solo jugar.
andar sin tiempo.
ser atemporales.
ser chiquitos.
ser nosotros.
iupiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
^^
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