Hace mucho que no lloraba tanto. Ayer mis ojos llegaron a dolerme. Cuando no te las esperás, las palabras te duelen más. Sobre todo si las palabras salen de ESA persona, esa persona que vos creías que jamás iba a decir cosas como esas. Y vos te encontrás de repente en una especie de tormenta de sensaciones y no podés hacer nada salvo llorar. Llorar y llorar durante varios minutos (demasiados diría yo).
Ya pasó un día, pero todavía sigo sin comprender... No sé qué sucedió, qué fue lo que pasó para que esa persona haya dicho esas palabras que me hicieron tan mal. Y eso que lo analizo y lo analizo (mi especialidad, el análisis). Todavía no entiendo nada y todavía me duele el sólo recordarlas.
Por suerte siempre está la gente que te hace sentir bien, la que te escucha (o te lee, como fue el caso de ayer) y te dice las cosas que vos necesitás escuchar. La que te saca de tu tristeza y te hace reir hasta no poder más. La que te da un abrazo justo cuando lo necesitás.